La abdominoplastia es la cirugía que permite cambiar completamente la forma del abdomen.
Es una técnica indicada en hombres que tienen mucha flacidez abdominal o que tienen un contenido en grasa de la barriga muy grande.
Es la cirugía ideal para personas que han tenido una pérdida de peso muy importante, y para aquellas que se han intervenido de cirugía bariátrica por obesidad mórbida.
Es muy importante realizar un examen concienzudo de todo el abdomen i determinar cuáles son los problemas estéticos a los que nos enfrentamos en cada situación. Debemos tener en cuenta que cada problema tiene su solución, por eso el diagnóstico profesional es esencial.
Fundamentalmente la estética del abdomen se altera por estas situaciones:
-Flacidez cutánea: piel blanda, no adherida, con estrías, que provoca el efecto "flan".
-Pliegues cutáneos: exceso de piel por encima del pubis que provoca que se genere un pliegue de piel. Cuando el pliegue es muy grande puede llegar a generarse una zona húmeda y molestar en verano.
-Diastasis de rectos: separación de los músculos abdominales que provoca que se pierda cintura. Muchas veces debido a obesidades anteriores.
-Hernias o eventraciones: debilidad de la pared abdominal que hace que sobresalga un bulto hacia fuera.
-Grasa: es muy frecuente la acumulación de grasa en el abdomen, tanto de forma difusa como en forma de bolas concentradas.
-Cicatrices: diferentes tipos de cicatrices abdominales por cirugías previas que pueden generar pliegues o sombras que alteran la estética normal del abdomen.
TÉCNICAS
Hay 4 tipos de técnicas de abdominoplastia: la funcional, la clásica, la lipoabominoplastia y la minidermolipectomia.
La funcional es la técnica que se utiliza en personas de edad muy avanzada o en grandes obesidades. Tiene muy pocos riesgos, pero a la vez sus resultados estéticos no son tan buenos. Sirve para personas que exclusivamente quieren quitarse los pliegues de la barriga.
La clásica es que técnica que más se ha utilizado durante mucho tiempo. Mejora mucho el contorno de la barriga si sobra mucha piel, pero como contrapartida tiene muchas complicaciones. Las cicatrices son muy largas y no da tan buenos resultados cuando en el abdomen hay mucha grasa.
La lipoabominoplastia son un grupo de técnicas nuevas que aparecieron hace unos años en Brasil. Sobre la base de la abdominoplastia clásica, la lipoabominoplastia asocia técnicas de liposucción con técnicas de dermolipectomía. El resultado es que mejora muchísimo el contorno corporal en aquellos abdómenes que tienen mucha grasa, y también se consigue que la cicatriz abdominal quede mucho más baja (siempre por debajo de la línea de la ropa interior) y los índices de complicaciones (como los seromas o la necrosis) se han reducido. Son las técnicas que permiten que haya una mayor proyección de los músculos abdominales (tableta de chocolate).
La minidermolipectomia es la técnica ideal para personas que tienen un abdomen superior correcto y que sólo tienen problemas en el abdomen por debajo del ombligo. Se puede asociar con liposucción para mejorar los resultados. La recuperación es muy rápida y la cicatriz es muy corta.
Las cicatrices de abdominoplastia se sitúan normalmente entre el pubis y la línea de la ropa interior, variando según la técnica. Las clásicas son un poco más altas, las lipoabominoplastia más bajas y las minidermolipectomia son casi tan cortas como una cesárea.
La abdominoplastia es una intervención que requiere una visita previa larga y completa para poder diagnosticar todo aquello que queda escondido detrás de un abdomen poco estético, y determinar así cuál es la mejor técnica para cada paciente. Sólo un diagnóstico exacto podrá determinar los aspectos finales del resultado.
Las técnicas de abdominoplastia no son rápidas, pero en manos expertas son muy seguras.
Antes de la intervención es necesario realizar un estudio preoperatorio para comprobar que el paciente está sano. Tenemos que asegurarnos de que no tendremos ninguna sorpresa durante la intervención.
La anestesia que se utiliza normalmente es la general, aunque también se puede hacer mediante una técnica raquídea, durmiendo de la cintura para abajo.
La duración de la intervención depende de la técnica que se realice, pero normalmente será de entre 2 a 3 horas.
Después de la intervención se coloca una faja abdominal, y el paciente estará ingresado una noche en la clínica.
El alta se da al día siguiente de la intervención.
El postoperatorio varía mucho en cada persona y para cada técnica. Las técnicas más agresivas tienen mejor resultado, pero también una recuperación un poco más lenta.
En la abdominoplastia casi siempre hay un dolor, como agujetas, en los abdominales. El dolor se nota sobre todo al toser o al levantarse de la cama. Este dolor dura unos 2-3 días. Además del dolor hay inflamación, que empieza a bajar pasada una semana.
Es muy importante llevar la faja abdominal durante el primer mes y no realizar ningún tipo de deporte. Tampoco no se pueden hacer esfuerzos ni coger pesos durante la primera semana.
La reincorporación al trabajo depende de la actividad física que se realice. Si el trabajo de es despacho, en menos de una semana se puede reiniciar la actividad. Si en el trabajo se realizan esfuerzos, puede que sea necesario esperar una semana para reincorporarse.
Ninguna cirugía está exenta de complicaciones, aunque las técnicas más modernas de lipoabominoplastia han hecho de esta intervención una técnica muy segura.
Durante las primeras horas hay riesgo de acumulación de sangre en los tejidos de la cirugía, que es lo que técnicamente se denomina hematoma quirúrgico. Esto sucede en las horas inmediatamente posteriores a la cirugía, cuando aún se está ingresado en la clínica, y se soluciona realizando una punción y evacuándolo.
Los primeros días también hay riesgo de infección. Normalmente se proporciona un antibiótico para evitarlo y se pautan unas curas sencillas. También se pueden acumular otro tipo de líquidos, estos muchos más claros, que técnicamente se denominan seromas. El tratamiento de los seromas consiste en realizar punciones repetidas hasta que conseguimos vaciarlos y que desaparezcan.
En personas mayores (>65 años), fumadores o diabéticos hay riesgo de necrosis. La necrosis es la falta de irrigación en los tejidos, que hace que las cicatrices tarden más en cerrase y que requieran curas posteriores.