La blefaroplastia es la cirugía que permite corregir los problemas de envejecimiento del área de la mirada del hombre.
Con el paso del tiempo se originan una serie de cambios en la zona que producen una sensación de cansancio en la mirada, aunque se esté perfectamente descansado. Estos cambios se acentúan en los hombres que por su actividad profesional tienen que fijar la vista durante muchas horas, o en aquellos que leen mucho. También, de forma frecuente, existe un componente hereditario, por eso los hombres que tienen padres con bolsas palpebrales también suelen tenerlas.
Con las técnicas de blefaroplastia podemos mejorar diferentes aspectos de la mirada.
Las bolsas palpebrales son acumulaciones de grasa dentro de la órbita que, con la relajación de los tejidos protruyen hacia fuera, dando un aspecto de cansancio. Podemos hablar de 3 tipos de bolsas en el párpado inferior: la externa (que está en la parte de fuera del párpado), la media (en el centro, siendo habitualmente la que más se nota) y la interna (que está tocando la nariz). En el párpado superior hay dos tipos: la media (situada en el centro, siendo evidente sólo en un pequeño número de personas) y la interna (al lado de la nariz).
El exceso cutáneo palpebral produce que se generen pliegues. Estos pliegues cutáneos o arrugas son típicos del párpado superior. En los hombres estos pliegues pueden caer mucho, e incluso pueden llegar a sobrepasar el párpado y caer sobre la zona visible del ojo.
La pérdida del surco palpebral se produce sobre todo a nivel del párpado superior, y muchas veces está asociada a un exceso cutáneo. Un surco palpebral superior marcado es signo de juventud, y es una característica que se pierde con el paso de los años.
La laxitud cutánea se da en el párpado inferior, y muchas veces se asocia con las arrugas de expresión. Esta laxitud puede empeorar el aspecto de una bolsa que ya de por si protruye hacia fuera.
TÉCNICAS
La blefaroplastia superior es una técnica clásica que ha sufrido pocos cambios en los últimos años.
Fundamentalmente se basa en extraer el exceso de piel que hay, así como el exceso que puede existir en las bolsas media e interna. A la vez hay algunas técnicas que sirven para marcar el surco palpebral. Siempre se hace coincidir la cicatriz de blefaroplastia con el nuevo surco palpebral, para así disimular al máximo la cicatriz.
La blefaroplastia inferior se puede realizar de dos formas diferentes:
-La blefaroplastia clásica o transcutánea. Consiste en realizar una incisión por debajo de las pestañas y, a través de ésta, acceder a las bolsas de grasa para poder extraer el exceso. Al mismo tiempo también se puede extraer piel. Es la técnica más sencilla, pero a la vez, la que puede tener más complicaciones asociadas. La primera es la presencia de la cicatriz, que en algunas ocasiones puede ser visible. La segunda, y mucho más importante, es que la retracción de la cicatriz puede hacer que el párpado se acorte, y que el ojo quede abierto, que es lo que técnicamente se denomina ectropión.
-La blefaroplastia transconjuntival. Es una técnica nueva que permite evitar el ectropión. El acceso a las bolsas palpebrales se hace por dentro de la conjuntiva, sin que haya ninguna cicatriz externa. Esto hace que el párpado no se pueda acortar. Gracias a la alta capacidad de retracción de la piel del párpado inferior, la laxitud media se adapta muy bien y el resultado final es muy bueno.
Por desgracia, esta técnica no se puede utilizar en personas que tienen una laxitud cutánea del párpado inferior muy grande, o en personas de edad muy avanzada.
La blefaroplastia es una cirugía que requiere una visita diagnóstica inicial, que es muy importante para determinar cuáles son los defectos del área periorbitaria y determinar cuál es la forma más adecuada para solucionarlos.
En general podemos decir que la blefaroplastia es una técnica muy segura.
Antes de la intervención siempre será necesario realizar unos exámenes preoperatorios para comprobar que la persona está sana.
El tipo de anestesia que se utiliza habitualmente es la anestesia local con sedación. Esto quiere decir que se induce un sueño suave al paciente y se aprovecha esta situación para inyectar el agente anestésico en los párpados. Después el paciente puede estar despierto o continuar dormido durante la intervención. Si se realiza sólo la blefaroplastia superior, ésta se puede hacer exclusivamente con anestesia local.
La duración de la intervención es de aproximadamente una hora.
Después de la cirugía se colocan unas tiritas en los párpados, que se mantienen durante una semana.
El alta hospitalaria se da pocas horas después de la intervención.
El postoperatorio es muy variable en cada persona. En general podemos decir que la blefaroplastia es una técnica no dolorosa, pero que puede generar molestias como son el lagrimeo o la sensación de hinchazón y pesadez ocular.
Lo más evidente del postoperatorio es la inflamación de los párpados. Esta inflamación se mantiene durante una semana. Juntamente con la inflamación pueden aparecer morados, que desaparecen entre los 5 y los 10 días después de la intervención. Es muy importante protegerse del sol durante el primer mes después de la cirugía para evitar que nos puedan quedar marcas permanentes.
Se recomienda no practicar deporte durante el primer mes después de la cirugía.
No hay ninguna técnica quirúrgica que esté exenta de complicaciones, pero los últimos avances hacen que cada vez sea más seguro operarse.
Durante las primeras horas después de la cirugía hay riesgo de que se acumule sangre dentro de los párpados. Técnicamente es lo que denominamos hematoma quirúrgico, y algunas veces requiere una punción o evacuación.
Raramente se puede producir una infección en el postoperatorio. Se evita proporcionando antibióticos y colirios.
El riesgo clásico de la blefaroplastia es que el ojo quede demasiado abierto, como redondeado. Es lo que técnicamente se denomina ectropión. Actualmente el riesgo de ectropión se ha reducido prácticamente a cero gracias a las técnicas transconjuntivales.