A raíz de la supuesta intervención de Uma Thurman, que al final no ha sido tal intervención sino un maquillaje agresivo, me vino a la cabeza una de las frases que escucho a menudo en la consulta: "Quiero que se note, pero que a la vez no se note".
Entiendo que para una persona que no haya pensado en operarse puede parecer que la pregunta genera una dicotomía de difícil solución. Pero esta afirmación la he escuchado muchísimas veces de mis pacientes. Es evidente que cuando una persona decide iniciar el proceso de consulta para una cirugía cosmética tiene un deseo de cambio interno y externo. Internamente hay una parte de su cuerpo que no le gusta y siente que esa parte externa debe coincidir con su idea interiorizada.
A la vez existe el sentimiento de rechazo social al cambio. En nuestra sociedad la cirugía estética tiene aún una película de superficialidad. Esto hace que critiquemos sin pudor a todo aquel famoso que decide operarse. Y cuando digo a todo famoso, también puedo incluir a familiar, vecino o conocido.
Estas dos fuerzas conviven dentro del paciente. El deseo de cambio y el deseo a no ser rechazado por ese cambio. Y esto es lo que explica la famosa frase del deseo de cambiar pero sin cambiar.
En general, cuando me preguntan por mi consejo siempre digo que lo que debe de prevalecer es el deseo de cambio. Siempre considerando que ningún extremo es bueno, y que actualmente en cirugía cosmética buscamos un resultado natural, lejos de los artificios que a veces vemos por la televisión.
Siempre animo a mis pacientes a que hagan el cambio y a que sean valientes con su entorno. Entorno que muchas veces está lleno de personas movidas más por la envidia que cualquier otro sentimiento.
SÍ porque se note, siempre, claro, con naturalidad.